22.01.2013 01:32
En momentos como los actuales, cuando muchas certezas dejan de serlo, cuando hay cambios en las reglas de juego todos los días, uno se pregunta qué hacer para seguir adelante.
Argentina se caracteriza por tener ciclos económicos, cuando menos, pronunciados y, por ende, el empresariado argentino se ha adaptado a esta realidad y ha aprendido a sobrellevarla. Ahora bien, al momento de decidir inversiones en tiempos de incertidumbre (y la consultoría es justamente eso, una inversión), uno evalúa todo dos, tres y hasta mil veces antes de tomar una decisión.
Y entonces nos remitimos al título de este artículo: con un mercado en duda, costos que se incrementan, cambios de reglas de juego e incertidumbre sobre el corto, mediano y largo plazo, ¿por qué habría de invertir en algo tan poco palpable como la consultoría, cuando los recursos escasean y las urgencias se multiplican? ¿Por qué en estos tiempos y no esperar al pico de la ola, cuando todo parece claro y la abundancia permite (aunque no debería) realizar inversiones sin un análisis tan profundo? Y justamente ahí está la respuesta.
El buscar asesoramiento externo a la empresa en momentos de “vacas flacas” ayuda, en primer término, a pasar de una mejor manera el temporal, ajustando donde realmente le ayude a la empresa a mejorar su cuadro de resultados y poniendo la energía en lo que impacta directamente en la rentabilidad del negocio. Pero además, y esto es lo más importante, lo conseguido se traduce directamente en un mejor aprovechamiento de los recursos y una mayor cantidad de información sobre el funcionamiento de la empresa lo cual, a su vez, ayuda a que cuando las cosas comiencen a repuntar, la empresa crezca con un impulso mucho mayor, permitiendo acaparar mercado de la competencia y realizar inversiones antes que el resto, logrando posicionarse en un lugar de privilegio. Mientras otros estarán todavía reacomodando su estructura, recuperando lo perdido, el que aprovechó los tiempos turbulentos para ordenarse y aumentar la eficiencia de su empresa, ya estará analizando dónde innovar, viendo de expandirse y atacando los huecos que la competencia haya dejado libres.
Es por esto que, cuando uno deja de ver a la consultoría como un gasto, y comienza a analizarla como una inversión a mediano plazo, es fácil darse cuenta de que si es provechosa en tiempos de abundancia, puede utilizar más aun se la en tiempos de incertidumbre.